miércoles, 27 de septiembre de 2017


EN  POLITICA NO TODO ES CUESTION DE IMAGEN   
      En períodos prelectorales como el que hemos comenzado a transitar  una sensación de cansancio se   suele apoderar entre la  gente a medida que transcurren  los  días .
La causa no tiene que ver con el saludable ejercicio democrático del cual todos se complacen en participar sino con la saturación que produce la propaganda proselitista que las distintas  fuerzas políticas despliegan  con el fin de atraer la atención de los votantes .
Es importante en este período  que los candidatos se den a  conocer a través de los diferentes medios de comunicación o redes sociales,  que expresen  sus ideas  y que  expliquen a la sociedad cuáles son sus proyectos para el caso  de ser elegidos.
El problema es que nuestro país cuenta  con una larga  trayectoria de  políticos que después de  ganar las elecciones y al  asumir sus funciones  se olvidan lo que habían  prometido o hacen  exactamente lo contrario a lo que proponían o hacen uso del cargo   en  beneficio propio en vez de trabajar por el  bien  común que decían defender   y este comportamiento tan reiterado ha  puesto en tela de juicio   la credibilidad de la clase política argentina .
Si a esto le sumamos los innumerables casos de corrupción que día a día se descubren con  la  consabida impunidad de sus actores por debilidad o complicidad de la justicia   y la evidencia del  enriquecimiento que  a muchos funcionarios les ha proporcionado su paso por la esfera pública  torna comprensible  la actitud recelosa de la ciudadanía frente a los candidatos.
Los asesores de imagen son esos nuevos personajes que han adquirido notoriedad y prestigio  en la sociedad moderna en donde  más  importante que  ser es parecer.
¿Será que con  su arte  se pretende   contrarrestar todo lo malo que el “Ser Político “supone.?
Hoy en día es indispensable que el  candidato antes de  presentarse en sociedad pase por el cedazo de un experto en imágenes que le enseñe las técnicas adecuadas  sobre  cómo hablar, qué decir, qué callar, que costado mostrar y cual otro ocultar para tener éxito en las arenas políticas.
Cae por su propio peso que la espontaneidad ha pasado a ser  un bien en desuso porque ningún sonido debe pronunciar   un dirigente político –mucho menos si se trata de un  candidato en plena campaña- sin la medición   previa  de  su    conveniencia .
En este nuevo escenario electoral de  música pegadiza , lluvia de papelitos de colores  que  hacen juego a los libretos  que  los producidos candidatos memorizan a la perfección ,  una especie de  nostalgia   remueve el alma  de los votantes hacia  aquellos políticos con ideas propias que decían  palabras  salidas de  sus cabezas  inspiradas en  sueños de progreso y justicia.
Lo que hoy  vemos en abundancia ,sin embargo , son  fuegos de artificio  y  discursos  baldíos  que  nada nuevo aportan más que el aburrimiento de escucharlos.
Así llegará indefectiblemente  el día de las elecciones donde un gran porcentaje de la gente votará por descarte en vez de por convicción  y seguirá pensando en su fuero intimo que todos los políticos son iguales, que cuando llegan a donde querían se olvidan de la gente y que solo piensan en escalar a la cima del poder como un  objetivo personal.
El descreimiento del ciudadano frente a sus dirigentes políticos  responde a fallas  muy serias   que debemos remover  porque el problema no es solo la falta de renovación de la dirigencia o  que los candidatos se preparen como artistas para una función de teatro, el problema es la mediocridad de la clase política argentina  y su  falta de ideas que despierten el deseo de  apoyarlas  en forma colectiva.
Y esa es la gran diferencia de lo que pasó en la Argentina en el año 1983  cuando ganó Alfonsín  o si nos atrevemos a remontarnos en el tiempo para ir a los comienzos de la historia de nuestra  patria, cuando en 1.810 un grupo de iluminados   plantearon  un proyecto ambicioso que proponía cambiar  todas las estructuras  sociales, políticas y económicas que en ese entonces regían.
La Argentina de hoy dispone del capital humano preparado  para impulsar el crecimiento que todos anhelamos  .Solo nos hace falta decisión para  eliminar las vicios  que han impedido hasta ahora  el surgimiento de  una clase política como la que el país se merece ;gente  honesta, capaz  y decente ,  menos preocupada por la imagen y más ocupada en  alcanzar  el progreso del país . 

María Cecilia Repetto

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