sábado, 6 de agosto de 2016

EL CONSUMO DE ENERGIA FRENTE AL DERROCHE

LA LLAMA CELESTE
                                                                                                                                                                        María Cecilia Repetto
Cuando  me hablan de frío  me vienen al recuerdo  los inviernos de  mi infancia…
Antes de las ocho  íbamos  todos los chicos  caminando hacia la  escuela, con el portafolios en la mano, tapados hasta las orejas, mirando la escarcha que solía formarse en los techos de los autos estacionados sobre la acera, adivinando en los días de niebla quienes serían los iban más  adelante porque casi no  se veía.
Dentro de las aulas no recuerdo que hubiera calefacción, tal vez  algún día de mucho  frío, pero a uno lo mandaban de la casa con tanto abrigo debajo del guardapolvo que lo incómodo era  doblar el brazo   , no el  frío.
En muchas viviendas de Dolores había  estufas  a  leña pero  en otras  se usaban  los calentadores a Kerosene  Eco o Bram Metal , las salamandras o  las estufas  Flamex  que venían enlozadas  de color gris o bordó .La gente ponía la pava para  calentar el agua   y como si fuera poco  le colocaba  un armazón  metálico  que servía para secar  la ropa los días de humedad. Pero sí de frío hablamos, en las casas grandes y  antiguas como la de mi abuela, la historia era todavía peor .Los techos altos que tanta frescura garantizaban en el verano en invierno eran una pesadilla.
Por eso cuando aparecieron en el mercado las estufas  Eskave fue un verdadero alivio  para quienes la instalaron. Ya no se precisaba  andar con la damajuana, ni el embudo, ni  tener mechas de repuesto para cuando el calentador hacía humo  porque quemaba mal. No era preciso  controlar  si estaba la llama celeste en señal de buena combustión  ,  ni protestar  porque la rosca del botellón se había falseado. Con el nuevo artefacto  tan solo había que poner un  tanque  en el patio (con una tapa que se mandaba a hacer a un zinguero para que no le entre agua)  y entonces pasaban a domicilio los keroserenos en un carro  tirado por caballos, después con un camioncito y  lo cargaban semanalmente  con sus enormes tarros de zinc.
Por otro lado , al ser el gas  envasado  bastante más  caro  que el gas de red  , en todas las familias  se controlaba el consumo  en la cocina  o con el  agua caliente para que  el tubo o la garrafa durara un poco  más.
En realidad, en todas las familias se medía el consumo   , más aún  cuando se trataba  del gas, la luz o el agua  porque la gente tenía arraigado el concepto del ahorro que no sé porque razón se  fue perdiendo con el tiempo  , tal vez porque  cambió el estilo de vida de la gente ,tal vez porque se impuso la costumbre del derroche sin  medida  , con más razón si las cosas te las regalan  o algún benefactor te las subsidia , aunque a la larga todo se paga a su debido precio.
Por eso ahora cuando la situación nos enfrenta a un escenario que nos resulta hostil como  el que se plantea con el aumento de las tarifas o cuando escuchamos las advertencias del gobierno respecto a la necesidad de cuidar  el consumo de energía  fruncimos  el ceño contrariados.
 Pero ocurre que en la Argentina  durante años se  malgastaron los recursos energéticos en gran parte por las malas políticas de los gobierno pero también porque los argentinos perdimos la cultura del ahorro que otrora dignificaba a la familia y las hacía progresar.
Las medidas adoptadas por el gobierno  conocidas como “EL Tarifazo” fueron a mi juicio  imprudentes . Los cambios deben ser graduales y  si lo que hay que modificar  es un  hábito  social  se precisa  además paciencia y educación.
Quienes pertenecen a  mi generación y ni que hablar quienes me han precedido sabemos de qué se trata, el ahorro, de que se trata el derroche, sabemos del frio y del exceso del calor.
Nadie  desea  retroceder al pasado salvo  para recordar  que  el mundo no se viene abajo porque se nos pide que midamos  el consumo de gas o de luz  por tratarse de  un bien escaso .
El presidente  Macri ha provocado risa con su cruzada contra el despilfarro pero pienso que tiene razón  en este aspecto como así también en la necesidad de eliminar los subsidios a quienes no lo necesitan  .En otro países ya lo han implementado  desde hace mucho tiempo y han asumido un mayor compromiso social frente a una realidad en la que no podemos quedar ajenos.
Nosotros también debemos actuar como miembros de una comunidad fomentando  el consumo responsable de energía para colaborar en el proceso de crecimiento del país pensando en nosotros y también en las generaciones  futuras  . Por otro lado el gobierno debe generar  políticas de Estado que promuevan  el cuidado de los recursos naturales no renovables sin desmedro a su deber de proteger la calidad de vida de la población, en especial la de  los sectores de menores recursos. En la medida que se alcance el justo equilibrio veremos   la llama celeste del progreso.



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