martes, 5 de abril de 2011

PREMIO A CHAVEZ EN LA FACULTAD DE DERECHO DE LA PLATA




 

 SORPRESIVA DISTINCION  5-04-2011

Siempre  me  he sentido orgullosa de las instituciones que me brindaron educación.

Representan para  mí, como  para cualquier   persona  , una carta de presentación.

Por algo es lo primero que se detalla al redactar  un currículum y  es un dato que nunca falta en la biografía de cualquier personaje sobre  el cual deseemos investigar.

Somos en gran parte el resultado de la educación que recibimos  y  el lugar  donde cursamos nuestros estudios  adquiere para cada uno un significado  especial , un sentimiento de pertenencia que se acrecienta con el correr de los años .

Es por esta razón que la sola mención  del establecimiento donde alguna vez fuimos alumnos  nunca nos resulta indiferente y  todo lo que  acontece  dentro de él nos interesa y afecta.

Cuando  me lo han preguntado he respondido en voz alta y (sin ocultar la honra)  que estudié  derecho en la  Universidad Nacional de La Plata.

Esta Universidad fue fundada por Joaquín V. Gonzales en el año 1905  y  allí recibieron sus títulos profesionales distinguidas personalidades de nuestro país , entre ellos  científicos como Mario Bunge, escritores : Ricardo Piglia , pintores :  Emilio Pettoruti, políticos:  Carlos Saavedra Lamas, Ricardo Balbín, Silvio Frondizi , Néstor Kirchner, Cristina Fernández de Kirchner, Florentina Gómez Miranda ,Médicos : René Favaloro , Literatos: Pedro Luis Barcia, Ernesto Sabato

Desde sus inicios los principios de respeto, libertad y justicia que impulsaron el movimiento de la Reforma Universitaria de 1918, encontraron eco en la comunidad universitaria platense a quien siempre se le reconoció su visión  totalizadora y un elevado   nivel de excelencia como casa de estudios.

Coincidió mi época de estudiante universitaria con el período de recuperación de la democracia de la Argentina.

Fue un momento excepcional  del  país.

Al igual que  ocurría en las  calles   ; en las aulas y en los pasillos de la facultad  se respiraba   un clima de euforia  contagiosa  .

Para los estudiantes era una experiencia apasionante  y novedosa.

La mayoría nos preparábamos para votar por primera vez luego del largo período de dictadura militar en el cual se habían anestesiado los derechos de la ciudadanía.

Era el despertar de las libertades consagradas en  la Constitución Nacional  tantos años  retraídas por la represión y a ello se sumaba la esperanza de un mundo en el cual  los valores republicanos pasaban a estar garantizados por un  Estado de Derecho.

Qué otra cosa mejor se podía pedir.

Empapelada estaba la facultad en aquel entonces con propaganda política y los centros de estudiantes  liderados por  los más “despiertos” nos  invitaban a participar en reuniones que muchas veces por esa timidez propia del estudiante del interior dudábamos en aceptar  por el temor que nos generaba  lo desconocido .

 No había censura, ni miedo fundado , ni restricciones de ninguna naturaleza en esa colorida   facultad de La Plata  en cuyo ámbito  confluían  todas las opiniones  pero no podría decir  que la institución se inclinara o sostuviera  una orientación política definida.

Por el contrario  la  institución parecía abrazar todas las ideologías  y precisamente en esta diversidad , en su universalidad ,coronaba  su riqueza.

Esa imagen es el mejor recuerdo que me llevé de la Universidad  donde me gradué, es la que conservo y de la cual me siento orgullosa de haber recibido el diploma .

Se preguntarán a que vienen todas estas reflexiones y confidencias  sentimentales.

Quizá  puedan imaginarlo .

Tal como ha trascendido en estos días, en la Facultad de Periodismo y Comunicación Social de la Universidad Nacional de La Plata  se distinguió al presidente de Venezuela Hugo Chavez  con el premio Rodolfo Walsh por su compromiso incuestionable y auténtico  en afianzar  la libertad de los pueblos.

 Me sorprendió mucho  la noticia  pero además me produjo tristeza  y  ello tiene que ver con esos recuerdos  y sentimientos que les comentaba  más arriba.

Yo sé que  es  bueno que existan diferentes  pensamientos .

Por otro lado   , está en el criterio de cada persona hacer sus propias valoraciones  sobre la política que lleva adelante el señor Chavez en su país, para algunos será  un  ídolo , para otros   un mandatario populista y autoritario.

Lo que sí  causa desconcierto y en cierta medida decepciona es  que  se  otorgue un premio  a un personaje político discutido en su propio país y entre los analistas de todo el mundo precisamente por  las mismas razones  que aquí se lo  distingue.

Al fundamentar los motivos del reconocimiento al mandatario venezolano la Facultad de periodismo ha manifestado que ello se debe a  su compromiso por consolidad la unidad latinoamericana  y defender los derechos   humanos .

Quienes hayan integrado el jurado  podrán argumentar  que tienen libertad para premiar a quien se les venga en gana pero pienso que están equivocados.

Que una institución  educativa como la Universidad  de La Plata, solventada con recursos del Estado,  haya elegido a un personaje que ha llevado a cabo acciones en pos del cercenamiento de la libertad de expresión ,como el cierre de canales de televisión  y de emisoras radiales resulta ,a mi juicio, contradictorio y  provocador.

Un premio a la libertad de expresión  debe otorgarse a quien garantiza este derecho y  hace una contribución por la defensa de ese derecho.

Debe otorgarse esta distinción a quien promueve los valores democráticos, a quien tenga una conducta  ejemplar , por lo que deja de ser un honor recibir este premio si el criterio que se toma para otorgarlo es opuesto  a lo que se espera de él.

En mi  opinión  , al otorgar este premio quien se desprestigia es la propia institución ,de allí mi tristeza porque al perder ecuanimidad  hace un acto de renuncia a esos valores que otrora la elevaban y destacaban como una  de las Universidades más prestigiosas   del país.

 

María Cecilia Repetto