jueves, 14 de octubre de 2010

EL DESCUBRIMIENTO DE AMERICA


EL  REPROCHE AMERICANO 14 -10-2010

 

La mezquindad, el egoísmo, la ambición, el afán de dominación han sido  en la mayoría de las ocasiones  los motores ocultos de los más trascendentes acontecimientos históricos.

 

El Descubrimiento de América no fue una excepción a la regla.

Los Reyes Católicos en el siglo XV cuando  decidieron  solventar los gastos de la expedición de Cristóbal Colón lo pensaron como una inversión  que les permitiría  ampliar su poderío territorial y económico.

Se decidió llevar a delante el proyecto, con fin de crear una ruta propia para el transporte comercial con Asia.

No imaginaron que Cristóbal Colón llegaría más lejos de lo que se proponía, que este marino genovés  superaría sus propias  expectativas y descubriría un nuevo continente.

 

Que con su viaje quedaría confirmada la teoría del carácter esférico de la tierra.

 

Que cambiaría para siempre la visión del mundo.

 

A tal punto fue así que luego de comprobarse que las tierras a las que arriba Colón no eran las indias  los Reyes Católicos debieron asegurarse  a través del papa Alejandro VI el privilegio y exclusividad del acceso a los nuevos territorios a través de las llamadas bulas papales.

 

Justificaban su  derecho a la dominación  en que las tierras conquistadas era “res Nullius”, es decir, tierra de nadie, desconociendo la propiedad indígena o  "Tierras para la cristiandad", principio que llevó a su vez a la decisión de difundir el cristianismo a los habitantes de América.

 

En un comienzo  el desarrollo de la conquista tuvo un carácter puramente comercial, ya que los españoles se encontraron  con una serie de productos desconocidos para ellos, como la papa, el cacao, el tomate y el tabaco pero  posteriormente el  oro y la plata se convirtieron  en el objetivo central de los conquistadores.

Estos pocos  antecedentes  nos dan ya una pauta de que la expedición de Cristóbal Colon y las restantes que se produjeron hacia el  conteniente  americano no fueron  aventuras que tenían como fin la exploración y el descubrimiento de nuevas tierras  por amor al arte.

No existen, por otro lado,  registros de hechos trascendentes de la historia que hayan surgido de la filantropía .Si existieron habrán sido  a modo excepcional.

 

El Descubrimiento de América fue, en todo caso, una buena   estrategia de la corona española.

 

Una estrategia que trajo como resultado el surgimiento de  un nuevo continente que se pobló  con el paso de los años  con hombres y mujeres de todas las razas  y del cual surge una rica cultura multiétnica.

 

En los últimos tiempos han surgido numerosas voces criticando los métodos poco ortodoxos que llevaron a cabo los colonizadores en cumplimento de sus objetivos.

Creo que nadie  puede negar que en este periodo se cometieran abusos y que con motivo de la conquista los habitantes originarios  sufrieron un menoscabo en sus formas de de vida.

 Fueron obligados a realizar trabajos muy duros; se les quitaron sus tierras (algunos pueblos fueron trasladados por la fuerza a otros lugares) y la mortalidad aumentó por este deterioro general de sus condiciones de vida.

 

Pero la historia no puede reescribirse, no podemos deshacerla,  aunque  sí aprender de ella.

Han pasado cinco siglos desde que se produjo el descubrimiento y más  de doscientos años desde que nos independizamos de España.

Suficiente tiempo ha transcurrido como para haber reparado por nuestros propios medios cualquier error, falla o abuso cometido por los españoles durante la conquista.

Las recriminaciones me parecen extemporáneas e inútiles. No podemos achacar nuestros males  a los tiempos virreinales .Sería al decir de Francisco Marcos Marín “como si los españoles  de hoy  se presentasen ante el Parlamento italiano para pedirle cuentas de las crueldades romanas y la destrucción de las culturas celta, ibérica o tartesia”.

Me parece que  más importante que hacer reproches  es realizar una autocrítica y preguntarnos qué hemos hecho  nosotros  luego de doscientos años como pueblos independientes de la Corona Española en favor de la libertad, de la justicia y del progreso de sus habitantes.

 
Tal vez ,si hacemos un balance honrado,  lleguemos a la conclusión de que el reproche mayor corresponde que nos lo hagamos  a nosotros mismos .