lunes, 24 de abril de 2006

DOLORES ,LA NUESTRA.María Cecilia Repetto



 DOLORES ,LA NUESTRA  (2006)




Uno entra y sale de su pueblo.

Lo hace en infinitas ocasiones y por diferentes motivos.

Cuando uno sale se despide  y cuando regresa  siente que está de regreso en casa

Y no se trata de una sensación equivocada ,en realidad nuestro pueblo es también nuestra casa.


Después de muchos años de habitar en Dolores cuando uno camina por las veredas las siente como si fueran propias.

Más aún las del barrio de la infancia  que producen  un regocijo especial al recorrerlas.

Y no importa si están o ya se han ido sus primeros moradores, para uno esa casa, ese negocio, ese terreno, pertenecerá siempre al  vecino  a quien uno conoció.

Será costumbre o tal vez cariño que pese al paso del tiempo sigo identificando la esquina de la calle Alem  e Ingeniero Quadri   con el  almacén de Rondi  y aunque mis abuelos ya no están la casa de enfrente será  para mí eternamente la de ellos.

Con el  Correo sucede lo mismo, lo podrán pasear por todo el  pueblo pero su legítimo edificio  será por siempre el de la calle Vucetich y Mitre.

En este momento recuerdo que mi padre llamaba “lo de Denota “ a la confitería Mingos

Como ocurre con las personas, los pueblos para embellecerse necesitan ,en grandes dosis, quererse y   conocerse.

Es fundamental mirarse hacia adentro para evaluar  las aptitudes y luego intentar desplegar al máximo  las destrezas de sus habitantes.

Conocerse no es un obstáculo para el crecimiento es simplemente no dejar las cosas al azahar.

Es saber  quienes somos, que aspiramos, que ofrecemos, cuales son nuestras capacidades y cuales  son nuestras asignaturas pendientes, que las tenemos....

Debemos perfeccionarnos y  redoblar nuestros esfuerzos  en aquellas áreas en donde hemos dado muestras de excelencia  y calidad.

Nuestra ciudad tiene una destacada trayectoria en el campo educativo, en las actividades administrativas y  judiciales y fundamentalmente en la actividad agropecuaria.

Sin embargo, al menos hasta ahora ,no se ha podido instalar en la mente de los habitantes una  inclinación dirigida  hacia la actividad industrial  como sí se observa entre los vecinos de otras localidades cercanas.

Tal vez porque tradicionalmente nos hemos volcado hacia otras áreas que también están estrechamente vinculadas con el desarrollo productivo pero al menos hasta el presente no hemos conseguido vincular la actividad educativa con el desarrollo productivo local, ni existen programas dirigidos a la formación de alumnos con orientación  hacia actividades  propias de la zona.

Y si de la belleza exterior  hablamos pienso que no es preciso hacer grandes obras sino más bien  insistir con los medios que sean necesarios para conseguir un cambio de conducta en los habitantes.

Todos los dolorenses deberíamos  asumir el compromiso de conservación  del estilo arquitectónico de nuestra ciudad a la manera de los países europeos que preservan los edificios públicos y frentes de las viviendas a los que consideran patrimonio de la comunidad.

Debería cada dolorense ser un celoso cuidador del cumplimiento de  las reglas de  destinadas a mantener, conservar y cuidar lo que nos pertenece a todos los vecinos.

No es una misión imposible pero sí exige un cambio cultural que involucra a todos los sectores sociales y  en especial  a las  autoridades municipales

En ellas recae la responsabilidad de velar por el cumplimiento de las normas de planeamiento urbano cuyo fin debe estar dirigido a enaltecer la belleza de nuestra ciudad  muchas veces descuidada por la falta de control ,por la sensación de que todo está permitido y principalmente porque no hemos tomado conciencia aún –pero podemos lograrlo –de la importancia de proteger   nuestro patrimonio cultural.

                                                                                                     María Cecilia Repetto





 

 


lunes, 20 de marzo de 2006

MARZO 1976 por Maria Cecilia Repetto


MARZO 1.976
Mientras espero que papá se desocupe con el diario (está enfrascado leyendo LA NACION) me pruebo los zapatos marrones que me compró mamá en la Zapatería Virginia de Mar del Plata.
Observo encantada mis pies de señorita, curvo mi empeine, me levanto, me siento y me  sonrío subida a mis primeros zapatos con taco.
Sin darme cuenta distraigo a papá con el balanceo pendular de mis tobillos.
Se ríe y mirándome por detrás de sus lentes de miope me dice entre el humo de su Marlboro que los zapatos me quedan bonitos.
Mamá asiente con su cabeza, luego se acerca, me toma de los brazos y con una dulzura conmovedora me dice  que yo era como ella  me había soñado.
Aprovecho que papá ha dejado su diario sobre la mesada de la cocina  y le cuento  las novedades de la escuela.
Le comento que en el cuaderno de comunicaciones la celadora nos dictó una nueva reglamentación con muchos “no” referida ,entre otras cosas ,a la forma como hay que ir vestido a clase.
Le digo quejosa a papá  que es ridículo que no pueda  usar más  mi flequillo, le explico que no me gusta  mostrar mi frente porque me han salido unos  granitos.
Papá escucha mi protesta pero me parece que no me atiende demasiado, ni me  explica- él  que siempre  sabe de todo-  que hay de malo en que  se me vea  la polera amarilla debajo del delantal.
Solo me responde en una especie de bufido que me deje de pavadas…
Pese a mis temores iniciales he comenzado sin problemas mi segundo año del secundario.
Me gusta Historia, Castellano, Música y Francés; me aburro en la clase de  biología y me duermo en la hora de Matemáticas.
Tengo varias compañeras nuevas pero nosotros, las del Bertoni nos sentamos por un lado y  con las otras chicas casi no nos conocemos.
Bueno, ellas tampoco se nos acercan.
Ayer ocurrió algo extraño en el aula: En el medio de  la clase de dibujo irrumpió   la preceptora y sin dar ninguna explicación  le pidió a mi compañera de adelante que se presentara de inmediato en la dirección con todos sus útiles.
Cuando   regresó  después de un rato largo se la notaba triste y avergonzada.
Mantuvo su cabeza baja  hasta el final de la clase sin decir ni  una palabra.
Yo la estuve observando de reojo, sentí  pena, pero no me atreví a acercarme ni a preguntarle nada.
A ella apenas la conozco, parece buena  persona aunque es seria o muy tímida. Es una compañera nueva que ha venido este año con su familia  a vivir a Dolores y creo que nadie se interesa  mucho por ella.
En el recreo se comentó que le habían revisado sus libros, que le habían quitado algunos papeles que tenía guardados entre sus carpetas(?)  y  que habían citado a sus padres para pedirle explicaciones.
Alguien nos dijo después en secreto que la familia de esta chica andaba en” cosas raras “y que quizá a nuestra compañera la expulsaran de la escuela.
No puedo creerlo ,me siento confundida. En realidad ,no entiendo nada.
¿Qué habrá pasado? ¿Qué será ” lo raro”? ¿De qué papeles me hablan?
 Bueno ,mejor no pregunto y  hago como el resto , me guardo para mis adentros las dudas y me mantengo en silencio por afuera.
Aunque no me guste....

María Cecilia Repetto